sábado, 22 de marzo de 2008
El Niño de los Espejos improvisa acrobacias sobre los lavabos para asomarse y quedarse a vivir en la Luna.
Los grifos son las ramas de un árbol que le impulsan sobre tejados, lomas y atalayas; las pastillas de jabón las usa a modo de trineo que le facilitan ascensos siderales y las toallas son sus alas y, aveces, cometas blancas de papel.
El Niño de los Espejos posee una maleta donde esconde once razones que se cuentan con palabras-verbos del revés y fecundas silabas-añiles... Y un reloj sin arena. (Llévame)
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4 comentarios:
Cai en la trampa de leerte y ahora pienso seguir haciendolo. Se remueven muchas cosas leyendote pero eso ya te lo han dicho.
Un beso la puta del pirata
pase por aki...
El poder de la atracción y parecer hipnotizados es superior a la visión de un triste lavabo.
Me ha gustado, gracias.
Lástima que los espejos traicionen...
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